jueves, 22 de diciembre de 2016

Diarios de vida, Journal intime, Diários de vida, Diaries

“I never travel without my diary. One should always have something sensational to read in the train.” Oscar Wilde
Me imagino a Oscar Wilde, con sus poses de dandy leyendo su diario en el camino de Oxford a Londres y riéndose a solas, sin perder la compostura; recordando viejas travesuras y amoríos, incluso algunas escenas de "menage a trois". Su diario de vida debe haber sido sensacional tal como él lo señala y lo más apto para pasar las horas de viaje. ¿ Por qué no leemos nuestros diarios de vida en los viajes? Simplemente porque nadie los escribe. Por supuesto que en esa época se cultivaba el género de los diarios de vida, el ritmo era más lento, teníamos el tiempo de mirarnos las caras…Ahora la gente postea sus escenas emotivas en Facebook y no soy la excepción; a veces mi hija me sorprende esbozando una sonrisa y me dice apuesto que te ríes por algo que viste en las redes sociales, entonces si yo he caído en la tentación y ando bastante conectada cómo decirles a ellos que esto no es la vida y mantenerlos alejados, desconectados un instante. Pésima estrategia en los momentos de rebeldía darles un castigo, quitarles el teléfono y mandarlos a leer a sus piezas; así nunca formaremos niños lectores. La lectura debería ser un premio y no un castigo.

En mis años mozos recuerdo haber leído los Papeluchos de Marcela Paz. Uno de ellos empezaba así: ”Permítanme presentarme …” esta misma fórmula utilicé para empezar a los 8 anos a escribir mi diario de vida, que a veces releo y doy gracias de haber dejado esos testimonios escritos que me ayudan a rescatar a la personita que se estaba formando y de alguna forma revivir momentos que se quedaron en el pasado. Releer nuestro diario es lo más cercano a meterse al túnel del tiempo. Mi hijo comenzó un diario de vida también a los 8 años pero le duró lo que el diablo en misa, lo abandonó al día siguiente. Ahora está muy interesado en que le regalen para navidad "The diary of a wimpy kid” es la historia de un estudiante de secundaria, no muy aplicado, pero que vive situaciones muy divertidas, es algo así como el Papelucho norteamericano. En Brasil lo traducen como el “Diario de um banana”.

De los diarios de vida el más emotivo es sin dudas el diario de Ana Frank. Lo leí cuando estaba muy joven y recuerdo las ganas que tenía de ir a rescatarla, de salvarla de una vez por todas. Me sentí tan inspirada que quise tener una estrella de David para mi primera comunión ; es que es un libro que nos remece y nos transforma, favorece la compasión y la empatía. Ana Frank siempre será la heroína de una época abyecta y dolorosa.

Otro diario que me impresionó en mis lecturas de adolescente fue un libro que formaba parte de las lecturas que exigían en el colegio, se trata del diario de Alicia "Ask to Alice” de autor desconocido, es el diario de una chica común y corriente sin muchos conflictos internos que se va metiendo poco a poco en el mundo de las drogas. Ahora me parece que Isabel Allende se inspiró de este libro para escribir los cuadernos de Maya.

“Los cuadernos de Maya” Isabel Allende
2011, Random House Mondadori, S.A.
2011, Editorial Sudamericana S.A.



Maya es una jovencita criada por su abuela que está en depresión por la muerte de su abuelo (su Popo como ella lo llama) y aunque no es su abuelo de sangre es el único que ha conocido. Su padre es un piloto chileno y su madre una princesa de Laponia según la creencia de Maya, pero luego se entera que es una asistente de vuelo danesa; su físico tiene más de su madre, ella es alta, rubia, un poco desgarbada. Su abuela llegó a California como muchos otros chilenos huyendo de las persecuciones en tiempos de dictadura.

Cuando su nieta se descarría, abusando de drogas y alcohol la envía a Chiloé, parte de la “Región de los Lagos entre el paralelo 41 y 43 de latitud sur”. Allí un antiguo amigo suyo que vivió el terror de la dictadura y que había sido un relegado político acoge a Maya y la trata como una hija y la apoda “la gringüita”. De Chiloé hace algunas descripciones de la gruta de la Pincoya, de una minga para turistas (cuando transladan las casas tiradas por bueyes), de los curantos (la comida tradicional chilota) y todo esto le da una color muy local ; por eso la temática me pareció interesante desde un principio, tal vez porque es un libro muy chileno, lleno de nuestros dichos, de nuestra forma de hablar, de nuestro humor, de nuestra concepción de mundo y sobretodo de nuestros dramas como país.

En todo caso creo que le falta intimidad, llevar un cuaderno íntimo está ligado al mundo espiritual, a sensaciones muy personales y creo que le faltó profundidad en las descripciones de Maya, sin embargo el libro es entretenido; recoge problemas sociales basándose en estereotipos y por momentos es muy crudo Bueno, la autora, de la envergadura de Isabel Allende, sabe muy bien construir best sellers, escribe largas descripciones visuales, traza escenas como de película, así por ejemplo como cuando Maya y su abuela queman el dinero falso en el desierto. En realidad más que un diario intimo” El cuaderno de Maya "es una intriga policial, pero si algo hay que reprocharle a la autora es que maltrata a su personaje; James Bond siempre resulta indemne pero aquí la pobre Maya está a punto de morir varias veces. Si comienzan a leer este libro y a sentirlo largo les recomiendo que igual lo lean hasta el fin porque al final hay un par de sorpresas que sacuden al lector. Esta lectura puede ser sugerida para alumnos de cursos terminales.