domingo, 31 de julio de 2016

Adiós Mr. Pinto

Tengo una buena excusa por la cual me alejé de mi blog. No pude escribir porque mi padre murió.

Pensé que ese día no llegaría tan luego pues sentía que no estaba preparada, que las cosas a una le llegan cuando está capacitada para asumirlas, así como la maternidad. Fui madre después de haber pasado por la Universidad, después de algunos años de trabajo...Pero la muerte no espera y aunque cada vez que pidiera un deseo y este deseo fuera el mismo : “que mi padre viviese cien años”’de pronto una llamada por teléfono me anuncia lo peor y entonces es como si todas las estrellas se apagaran de un sopetón. Dan ganas de rebobinar el rollo y escuchar nuevamente esa voz diciendo: "tu padre está a salvo" y así poder respirar hondo, pero no. Luego viene una cierta incredulidad, tal vez lo que escuché no fue cierto, se equivocaron, está como muerto pero en realidad está vivo, sólo está sumido en un sueño profundo.

He pensado muchas cosas y mis pensamientos han vagado en todos los sentidos. Me gustaría relatar lo que vino después de su muerte, el velorio, funeral campestre y luego cuando fui sola al departamento y lo encontré vacío. En realidad el departamento estaba lleno de él ; ahí estaban sus libros de literatura francesa, sus escritos diseminados por todos los rincones, tarjetas postales y fotos antiguas…. estaba todo ¡pero él no estaba!

Estuve pensando en un libro que hablara de la muerte. Pensé en un libro que se llama : “la muerte explicada a mis hijos” pero ese libro no lo encontré. Recuerdo haber leído un libro en que explicaban que el cuerpo era como un carro chocado que es necesario abandonar porque ya no sirve o como un huevo al que se le ha quebrado la cáscara, la yema queda intacta, esa sería el alma.

Salí a la calle, entré a una librería y le pregunté a la vendedora sobre un libro… no pude evitar contarle lo triste que me sentía. La señora de la librería me vio tan desconsolada que me dijo: “no se preocupe ya le falta poco para verlo.” No sé si fue un consuelo, o si me encontró con cara de vieja, en Chile hay un dicho que dice : "no me ayude tanto comadre” y eso es lo que le pude haber dicho. Luego cuando vio que su consuelo no surtía efecto la señora me dijo : "piense que se ha ido de viaje”. Y recordé que mi papá adoraba los viajes cuando estaba joven...

Hablar de la muerte puede ser un tema tabú, porque nadie tiene la respuesta. ¿Qué hay más allá de la muerte? Supongo que para hablar de esto debemos entrar en la senda de la espiritualidad y/o empezar a revisar nuestros manuales de filosofía. Por supuesto que para una creyente bastaría con pensar que esta al lado de Dios y punto.

Hablando con mi hija adolescente, ella tiene otra perspectiva, creo que asume más espontáneamente la idea de muerte, de hecho me dijo no sé porque te llama tanto la atención si eso es lo más natural del mundo. Ella es una niña del 2000, la gente del siglo pasado es más miedosa, tal vez justamente porque somos más viejos.

Mi hijo de 12 años me dijo: " mamá nos ha tocado verdaderamente duro, primero fue el Darwin, nuestro perro que murió para navidad y ahora esto, la muerte del tata” .Entonces a raíz de la muerte de su abuelo vuelve a resurgir la muerte del Darwin. Vuelve a pensar en lo mucho que le hace falta su mascota, es como si el dolor de Darwin se hubiera potenciado para él.

"La vida sin Santi "es un libro para niños pequeños, que recién entran al mundo de la lectura y que por cierto se confrontan ya al sentimiento de pérdida. A Maia se le le va su mejor amigo: Santi y entonces nuestro personaje siente un vacío que no logra llenar. Me gusta esa ilustración del vacío como de una sombra al acecho. Pero este cuento tiene un fin feliz porque el amigo regresa.

"La vida sin Santi"
Andrea Maturana texto
Francisco Javier Olea Ilustraciones.
2014 Fondo de Cultura Económica



Es un libro hermoso que recomiendo sin dudas y pienso que esa idea de vacío define bien una imagen de muerte. ahora bien es mi tarea de ver cómo lleno ese vacío que ha dejado la muerte de mi padre- los psicólogo aconsejan bien decir las cosas por su nombre. No decir la partida de mi padre, por ejemplo por que eso se podría prestar a confusión en las cabecitas infantiles.

Pensé que escribiría sobre la partida de un abuelo, pero al ser ese abuelo mi padre, siento que esta pena es bien mía, de hecho mi niña me decía; "no lloro tanto por el abuelo sino por ti, mamá que estas sufriendo mucho."

La verdad es que no puedo evitar pensar que mi padre se ha ido de viaje, eso sí que tiene sentido. Verlo partir sin equipaje hacia un destino más bello, más puro, más espiritual...